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abril 15, 2007
CTRL+C/CTRL+V - Muntadas - La apropiación de los medios, por Iván Sanchezblas
CTRL+C/CTRL+V - Muntadas - La apropiación de los medios
IVÁN SANCHEZBLAS
DA ARTE AL DÍA ON-LINE
El artista español Antoni Muntadas presenta, de forma paralela, en el Laboratorio Arte Alameda (hasta el 3 de octubre), la Sala de Arte Público Siqueiros (hasta el 8 de agosto) y el Centro Cultural de España (hasta el 4 de julio), una recopilación del trabajo que ha realizado a lo largo de más de treinta años de trayectoria y que, en su conjunto, conforma su primera muestra individual en México. La obra, extensa y variada, comprende videoproyecciones, impresiones digitales, serigrafías, instalaciones multimedia, grabaciones televisivas, además de dos proyectos creados ex profeso para esta ciudad, que despliegan el abanico conceptual con el que se desarrolla una exposición que, en sus diferentes locaciones, nos brinda un ejercicio de interpretación y reflexión en torno al lenguaje, la economía y la política de la cultura mediática en la que estamos inmersos.
Proyectos
El arte mediático que presenta Muntadas en el espacio del Laboratorio Arte Alameda, hace de la tecnología de los medios un instrumento artístico-político de experimentación que permite al arte recuperar su función social a través del lenguaje global de la imagen.
Crítico, ocupado por la naturaleza propagandística e inmediata de las nuevas tecnologías, este artista revela el funcionamiento íntimo e invisible de nuestras sociedades a través de la investigación sistemática del modo en que se organizan y reproducen las formas del poder en el mundo contemporáneo. Obras como palabras: Conferencia de prensa, Portraits, Free Trade? y La televisión, evidencian, en cada uno de sus elementos, la puesta en juego de una selección de relaciones inmediatas al individuo que pasan, por un momento, desapercibidos en su conjunto. Banderas, himnos, micrófonos, pasan del anonimato al arquetipo del detalle reiterativo; cada una de estas figuras se traducen como símbolos de poder, prótesis de autoridad.
El caso de On translations es una serie de obras que desde hace 15 años exploran cuestiones de transcripción, interpretación y traducción desde diferentes perspectivas. De la subjetividad a la objetividad, de lo privado a lo público, el papel de la traducción / traductores, como hecho visible - invisible, constata cómo el sentido original de un discurso se va transformando y adquiriendo nuevos significados en los intercambios de información. En On translation: The bank, la idea del dinero como elemento itinerante entre las naciones se convierte al mismo tiempo en evidencia de la fragilidad de su valor. Por otra parte, On translation: El aplauso es un trabajo en el que los mecanismos de interpretación vuelven al espectador cómplice de una realidad violenta en todas sus categorías.
En las obras On translation: La Alameda, On translation: La Alameda: Las bancas y On translation: La Alameda: El público, Muntadas plantea apropiaciones culturales; es decir, interpretaciones que van más allá de la simple transcripción a través de las contribuciones de los espectadores que reconstruyen una historia no-oficial. En On translation: La Alameda, Muntadas propone una interpretación del mural de Diego Rivera, Sueño de una tarde dominical en la Alameda, como evidencia de la censura que produjo la pieza en su momento. La representación de un personaje liberal -el nigromante- portando la frase Dios no existe, así como documentos hemerográficos, fruto de una investigación hecha sobre la pieza, son parte de los elementos fundamentales que componen el panel del mismo tamaño del mural de Rivera en donde una cortina, que los espectadores pueden descorrer, recuerda la situación de ocultamiento que sufrió la obra durante ocho años; mientras que un monitor de circuito cerrado que conecta el Laboratorio Arte Alameda con el Museo Mural muestra en vivo la situación de la pieza (On translation: La Alameda: El público). En cuanto a On translation: La Alameda: Las bancas, esta parte del proyecto realizado para México cierra el circuito de un discurso que se transforma en nuevos significados que parten desde el espectador; un banco metálico pintado de verde es el elemento omnipresente en una serie de fotografías en las que diferentes personas y paseantes de este jardín fueron retratados en su cotidianidad, mientras estaban sentados, leyendo el periódico, charlando, observando su alrededor o absortos en sus pensamientos, en el mismo contexto del que partió Rivera para la creación de su mural.
Puede entenderse que, en su conjunto, Proyectos constituye un modo de trabajar que afronta conceptos de tiempo, espacio y contexto a partir de parámetros específicos; es decir, cortes de la realidad que plantean una recopilación de nuestra identidad concebida como un ensayo documental.
Media
Para proceder al examen crítico de los mecanismos subjetivos con que trabaja un medio como la televisión, por ejemplo, Muntadas recicla las imágenes y los sonidos del propio medio electrónico yuxtaponiendo fragmentos, unos tras otros, a la manera del efecto zapping. En el espacio del Centro Cultural España, obras emblemáticas como Slogans, Video is television?, Political advertisements V: 1956-2000, Media colonialist star o Rates control exchange pertenecen a una serie de videos que, a través de esta técnica, evidencian la manipulación de los medios masivos de comunicación en el contexto de la política estadounidense. A través de la deconstrucción individual de las imágenes y textos de video y televisión se llega a un resultado perturbador: sea cual fuere la fuente o el origen, es tristemente igual y repetitivo, confirmando una especie de variación infinita en torno de la identidad única a la que se pretende acondicionar a las masas.
Dentro del mismo espacio, el video realizado junto a Hank Bull, es ejemplar: imágenes electrónicas provenientes de innumerables países del globo demuestran que, no obstante las variaciones locales dictadas por especificidades culturales o lingüísticas y por diferencias de soporte económico, la televisión se construye de la misma manera, se dirige de forma semejante al espectador y habla siempre en el mismo tono de voz, utilizando el mismo repertorio de imágenes bajo cualquier régimen político; se trata, pues, de hacer evidente el imperio comunicativo de la pantalla chica.
Cuando un zapper como Muntadas recoge spots de publicidad política o títulos de finalización de programas y los coloca en una secuencia, sin todavía interferir en ellos, dejándolos intactos y completos como los encontró en los canales de T.V., él está considerando ese material como un stock común de iconografía televisiva que existe en relación a algo mayor: un proceso cultural dentro de un espacio que ya no es más individual, sino social. Ser T.V. o no ser, es el resultado del análisis que hace Muntadas de las estructuras del poder que subyacen a las formas aparentemente inofensivas de nuestras sociedades y se trata, por ende, de un ataque, desde adentro, que hace que esas estructuras dejen momentáneamente de funcionar como se espera, habitualmente, para que las podamos percibir en una especie de vértigo en el espejo donde los mass media hablan infinitamente de los mass media.
La siesta
Finalmente, en la Sala de Arte Público Siqueiros, Muntadas monta la videoinstalación La Siesta / The Nap / Dutje, como un espacio paralelo entre la vida onírica de la siesta (en tanto intervalo de reposo y relajación) y algunas representaciones documentales de la interrumpida actividad laboral de la sociedad capitalista.
Basada en los documentales del cineasta holandés Joris Ivens, este trabajo crea una obra de carácter narrativo en la que lo visual es en sí su propia realidad; un autorretrato que combina extractos de la obra de otro artista en un sueño en el que máquinas, trabajadores, movimiento urbano y guerras, señalan los fundamentos desde donde nacen nuestras utopías. La Siesta es, en todo caso, una obra que, como una moneda en la mano, cae a la alcantarilla sin darnos cuenta.
La apropiación de los medios
Como traducción, en imágenes del mundo contemporáneo, la obra de Muntadas es, antes que cualquier cosa, transnacional y nómada; es un universo que se multiplica en innumerables variantes por todo el globo. Se trata, por ende, de una obra serial, que se repite en puntos diferentes del planeta; pero que, en cada repetición, introduce una diferencia que se adapta al contexto local.
Antoni Muntadas, como artista, se halla permanentemente interconectado con la realidad mediática en el límite entre lo testimonial (informativo, documental) y lo artístico; a través de la complejidad y la multiplicidad comunicativa. En definitiva, su trabajo, heterogéneo y ecléctico, está marcado por la creación de modelos propios que diseña y que en su lectura, muestran la relación entre lenguaje y la comunicación en un punto donde las barreras interpretativas entre la gente con lenguas diferentes desaparecen.
Ahora las imágenes están al alcance de la mano, disponibles y utilizables, sin dueño y sin origen, como una masa a partir de la cual se pueden hacer y rehacer innumerables figuras; sin embargo, obras como la de este artista nos recuerdan que el lenguaje concierne esencialmente al tiempo que lo contiene, porque finalmente what one sees is just one of many final cuts (lo que uno ve es uno de muchos cortes finales).
copy&paste: Juliana Monachesi
fonte: http://www.artealdia.com
CTRL+C/CTRL+V - Mondongo: ¿Arte argentino de exportación?, por Eduardo Poggi
CTRL+C/CTRL+V - Mondongo: ¿Arte argentino de exportación?
EDUARDO POGGI
DO EL ALEPH
Estaba escribiendo que las artes son el producto de una serie gradual de transformaciones que se van adueñando de las formas de una época, de la manera de pensar de la sociedad, hasta hacerse características de las costumbres, de las modas y del estilo de vida. Entonces escuché que Susana Giménez anunciaba en su programa: "Y ahora, con ustedes, el grupo de arte Mondongo" (trío formado por Juliana Laffitte, Manuel Mendanha y Agustina Picasso; desde 1999, se especializa en hacer collage con materiales no convencionales).
Como había visitado el taller donde realizan sus obras, quise escuchar sus comentarios. Me vino bárbaro para cerrar el concepto de mi nota. Les cuento.
Yo narraba que el arte rupestre, imperios y hegemonías religiosas fueron el germen de las artes tal como las conocemos hoy en Occidente; que en el Renacimiento surgieron obras sublimes de las artes plásticas, fruto del equilibrio y la armonía de Leonardo, Rafael y Miguel Ángel sólo por nombrar a tres de sus máximos representantes.
Sabía cómo referirme a los siglos XVIII y XIX cuando surgieron, en la música, los genios de J.S.Bach, Mozart y Beethoven. Pero, aunque veía los coletazos del siglo XIX sobre la primera mitad del XX, no me resultaba fácil pensar en su última parte; tal vez, por haberla vivido.
Mientras meditaba sobre esto, escuché que el grupo Mondongo se refería a su muestra en la galería Daniel Maman: trabajos realizados con plastilina de colores vibrantes basados en el cuento de Caperucita roja, otros cuadros realizados con carne ahumada y quesos, y otros con imágenes de sexo explícito bajadas de internet. Garantizo que es cierto porque los vi trabajar, in situ, con gigantografías, las cuales, al ser impresas, mostraban los píxeles de las imágenes procesadas en la computadora. Sobre ellas pegaban todo tipo de material: vidrio, chicles, caramelos, fósforos, papel glasé picado, galletitas, salchichas, plumas, palitos chinos, y cuanto elemento se les ocurriera, cuidando de cubrirlo con resina sintética para evitar la degradación de los componentes.
Le comentaban a Susana que el mismo Felipe de Borbón terminó aprobando su retrato realizado con espejitos de colores. "Vaya alusión", pensé. Créanlo o no, ahí esta el Mondongo, entre Velázquez, Tiziano y Goya, en el Palacio Real de Madrid. Uno cuelga lo que quiere en el propio living.
La Mondongo Laffite afirmó: "Nos gastamos todo en materiales, es verdad, pero en este momento comprar óleos también es carísimo". Sabiamente, no dijo que pegar cositas no es lo mismo que pintar al óleo.
"Por ahora, los Mondongo cotizan entre los dos y veinte mil dólares", informó la representante del staff Maman.
Y entonces, como dije antes, la Susana me cerró el concepto de la nota: "Chicos, ¿se dan cuenta que Van Gogh no vendió nada mientras estuvo vivo?"
"Esa es la clave", me dije. Así como los teoremas pueden demostrarse por el absurdo, este absurdo me demostraba por dónde pasa la "evolución" del siglo que vivimos. Siglo XX, cambalache, la Biblia y el calefón.
Me fui a terminar la nota. Esta nota. Al día siguiente visité la galería y comprobé que lo que estaba colgado era lo mismo que había visto en el taller de los Mondongo: caramelos que no chorreaban, galletitas que no se deshacían, salchichas no degradadas. ¡Comida metida en "cuadros", habiendo tanta gente muerta de hambre en el mundo! Y recordé la primera vez que observé pinturas de Van Gogh: sentí frío; detrás de cada pincelada, el desgarro de una vida; la pena reflejada en la cara de los trabajadores de las minas de carbón. ¿Qué forma tiene la pena? ¿Qué color la amargura?
Los Mondongo y Susana me provocaron necesidad de releer Cartas a Theo. Después le mandé una nota a Georg Miciu Nicolaevici para pedirle una entrevista porque quisiera escribir sobre su obra. Le digo: "Usted no pinta sólo paisajes, usted pinta afectos, vivencias, sentimientos, que hacen de sus pinturas obras de arte".
Pero esto será en una próxima entrega. Por ahora, les comento que a los Mondongo no les podría haber escrito esa carta.
copy&paste: Juliana Monachesi
fonte: http://www.elaleph.com