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maio 20, 2011
Mapas del corazón humano por Diana Fernández Irusta, La Nación
Mapas del corazón humano
Matéria de Diana Fernández Irusta originalmente publicada no caderno Cultura do jornal La Nación em 20 de maio de 2011.
Pareja sentimental y creativa, los brasileños André Parente y Katia Maciel proponen temáticas subjetivas y nuevas fronteras para las instalaciones audiovisuales
"Quiero ver lo que tú estás viendo de mí dentro de ti." Mientras resuena esta frase, un hombre y una mujer se miran. Contemplamos en una enorme pantalla el rostro de uno de ellos, compuesto por infinidad de pequeños rostros del otro. Fractales que llevan al infinito la invocación formulada verbalmente, esa lógica fundante del amor: verse en los ojos del otro, ser sólo a partir de esa mirada. La complejidad de la instalación no se detiene aquí: la mutua visión que la funda no es más que el producto de una convención, la del campo y contracampo cinematográficos. Largamente entrenados en el lenguaje audiovisual, interpretamos la sucesión de planos y la continuidad de miradas que se establecen entre ellos como el registro de dos personas que están paradas una frente a la otra.
A este recurso heredado del cine analógico, André Parente, autor de la obra, suma las posibilidades del medio digital y logra la prodigiosa articulación de imágenes que se contienen a sí mismas y el zoom que nos sumerge en ellas. Así, en un solo trabajo, el artista logra interrogar los vínculos humanos, los códigos de la narración visual, el poder de las construcciones simbólicas y los recursos materiales que permiten expresarlas. Como si de otro juego fractal se tratara, Estereoscopia incluye las principales líneas que dan forma a Infinito paisaje , la espléndida muestra que Parente y su mujer, Katia Maciel, exhiben en el Espacio Fundación Telefónica.
Provenientes del cine y el video experimental, ambos artistas proponen, además, cierto ejercicio de toponimia: un entramado que alude tanto a la geografía de Río de Janeiro, la ciudad donde viven, como a las esquivas coordenadas que rigen la subjetividad.
Un árbol , la videoinstalación de Maciel que inaugura la exposición, es tan simple como hipnótica: las hojas de un árbol se mueven, inmersas en un entorno fijo, creando una extraña zona entre el realismo y la fantasmagoría. Con poética similar, Olas: un día de nubes rayadas venidas del mar se acerca a la idea de cine expandido, e invita al espectador a "sumergirse" en la pantalla que muestra los movimientos del mar. Unos sensores captan la proximidad del visitante y "estimulan" la acción de las olas, que avanzan hasta sus pies. Sobre la pared, los planos de las olas se superponen y ascienden en dirección al techo. Un reenvío al Kiarostami de Five y, de allí, a Ozu.
Diferente tipo de geografía es la que recrea André Parente en Visorama- figuras en un paisaje . Por medio de un dispositivo creado por él mismo (una especie de binocular que, en realidad, permite una visión inmersiva e interactiva, asimilable a la realidad virtual) propone realizar un recorrido por una biblioteca de Río de Janeiro. Según dónde el espectador haga foco (determinado estante, algún lector, una puerta), el sistema activa una voz en off que lee una cita literaria, habilita el ingreso a otro sector de la biblioteca o, inesperadamente, lo hace recalar en una playa carioca. Tanto esta obra como En el arte, nada de pierde, nada se crea, todo se transforma indagan la proliferación de sentidos que, en lugar de acumularse como capas, se articulan en redes de significado.
"Las instalaciones audiovisuales reinventan lo cinematográfico en sus dimensiones primordiales, produciendo una gran variedad de cines, arquitecturas, tecnologías y lenguajes", comenta Parente vía e-mail . "Debemos mucho al cine de los años 60 -apunta, por su parte, Maciel-. Las nuevas cinematografías ofrecieron al mundo imágenes inesperadas, cuestionadoras o encantadoras. El mundo se tornó cine. Y esto no sólo en un sentido político o social, sino también existencial."
Quizás en estas herencias radique, también, el fuerte anclaje que algunas de sus obras tienen en la intimidad. Katia y André son pareja y, a la vez, el hombre y la mujer que se abisman en Estereoscopia . Asimismo, asumen el protagonismo y la autoría conjunta de dos obras en video: +2 y Danza de las sillas . En la primera se acuestan, uno detrás de otro, en un embarcadero. La toma es fija, por lo que, a medida que avanza la performance , los vemos alejarse y confundirse con el paisaje: dos seres en clara sucesión de gestos. La vida en común, sin pinceladas rosas.
El segundo video, también con toma fija, los muestra girando en torno de dos sillas, remedando al tradicional juego infantil. Como la descripción que, en Fragmentos de un discurso amoroso , hace Barthes del niño que, en ese mismo juego, no puede sentarse ("el menos hábil, el menos brutal o el menos afortunado, que queda de pie, bobo, de más: el enamorado"), los artistas aparecen, al final del video, de pie, sin sillas, caminando en círculos, uno detrás del otro.
Hay ecos godardianos en el universo de Maciel-Parente. Tanto como lecturas estructuralistas y herencias conceptuales. La belleza de sus dispositivos audiovisuales sugiere maravilla, reflexión, inquietud. Experimentarlos merece la pena.
Veja informações sobre a exposição na Agenda de Eventos:
Infinito Paisage, Espacio Fundación Telefónica, Buenos Aires - AR, 08/04/2011 a 11/06/2011
Leia a matéria de Fabio Cypriano no jornal Folha de S. Paulo sobre a exposição Infinito Paisage.