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outubro 24, 2012
Arte de contradicciones. Pop, realismos y política. Brasil – Argentina 1960 por Lara Marmor
Arte de contradicciones. Pop, realismos y política. Brasil – Argentina 1960
En un gran esfuerzo de producción, Proa acoge a más de ciento cincuenta obras realizadas en los años sesenta por artistas conceptuales, pop e informalistas de Argentina y Brasil. En esta muestra, el curador brasileño Paulo Herkenhoff, como lo hizo magistralmente en la Bienal de San Pablo de 1998, propone desmontar la clásica relación centro-periferia a través del estudio de los lazos artístico-institucionales poco explorados entre ambos países. El punto de partida de esta novedosa hipótesis es la influencia del arte argentino -cuyas piezas selecciona Rodrigo Alonso- en Brasil a través de las exposiciones de la Otra Figuración y de Antonio Berni junto a la presencia de la galería porteña Bonino en Río de Janeiro. Estos eventos según Herkenhoff, fomentan la circulación de una imagen figurativa que regenera la miseria, malestar y que marca el cambio de rumbo hacia imágenes icónicas y performance políticas en el escenario brasileño gobernado hasta el momento por la abstracción.
Esta propuesta es parte de una dinámica cultural que desde las dos últimas décadas modifica la conformación de exhibiciones de arte contemporáneo y la perspectiva del relato en las exposiciones históricas. Pero son pocos los ejemplos de exposiciones creadas por fuera de los centros hegemónicos y (sumándose a la cada vez más abultada familia de investigaciones sobre la época) Arte de contradicciones. Pop, realismos y política con obras de Berni, Waldemar Cordeiro, Ferrari o Dalila Puzzovio es uno de ellos.
Pero ocurre que frente a Inserções em circuitos ideológicos de Cildo Meireles, los Parangolés de Oiticica y como sucede con otros trabajos y en muchas exposiciones históricas, esta muestra plantea el conflicto de cómo mostrar piezas sin desactivar su potencia ni contradecir su naturaleza, porque en esta época los artistas quebraron la lógica del objeto aurático, salieron a la calle y se opusieron a la museificación del arte. En Argentina y Brasil, atravesados por dictaduras, los artistas se apoderaron de las estrategias de los medios de comunicación, se acercaron al diseño, a prácticas experimentales, políticas y sensoriales. Además de la tensión entre el espíritu de los trabajos y su destino entre acrílicos en los museos, en las salas de Proa existen agujeros de información sobre contenido y contexto, tampoco son fáciles de encontrar las asociaciones que la investigación revela: existe un cortocircuito entre el análisis desarrollado en el catálogo y aquello que realmente sucede en el espacio… pero como la selección y las obras son geniales, no hay que perderse esta exhibición, que por cierto, vale la pena recorrerla con las visitas guiadas.